A propósito del día internacional de la mujer, quiero hablar de aquellas que inspiran corriendo y corriendo, graciosas y determinadas por las calles del mundo.
Ellas se trasladan desde todas partes, como si un llamado interior las congregara. Van decididas a correr cuando viajan de vacaciones, pero también cuando viajan exclusivamente para correr.
Kilómetros de pasos y toneladas de sudor femenino en las calles donde haya algún maratón. A veces me digo: que guapas estás féminas que, a un lado de los esfuerzos titánicos en el trabajo, en el hogar, en la vida, tienen energía para dejar su huella de esta maravillosa manera.
Tengo varias amigas de estas corre caminos y quiero hablar de ellas. Una, es de esas tipas que usan tacones altísimos, ropa impecable y accesorios llamativos, carteras de diseñador y toda la parafernalia.
Tiene un trabajo global que la lleva a viajar por todas partes. Deja una maleta y agarra otra, literalmente. Pero ya sea que lleve un bolso de mano o un baúl, no deja sus zapatillas de correr. Ella se dice a sí misma “Forest Gump” porque en la película, Tom Hanks, el protagonista, comienza a correr y no puede parar.
Esta mujer habla con un entusiasmo de sus experiencias en los destinos donde ha corrido, y lo bien que se lo pasa que una siente como que está escuchando a una niña que ha llegado de jugar toda la tarde.
Lo mismo las otras, son profesionales, madres, estudiantes, simpatiquísimas. Se retan a sí mismas, se agrupan, invitan a otras y les animan a probar la maravilla de coleccionar maratones, medallas y destinos. Corren por la playa, por los bosques, por calles asfaltadas y se destacan indiscutiblemente, no por sus capacidades físicas per se, sino por la disciplina, voluntad y sobre todo por el derroche de buena vibra que dejan a su paso. Eso es lo que tienen en común todas ellas.
He tenido la oportunidad de presenciar maratones en grandes ciudades y la cantidad de viajeras que llegan desde lados opuestos del Pacífico o del Atlántico, para pasar solo un día de carrera es incontable. Sin duda, esta es una forma increíble de conocer un país, y una cultura porque las urbes se mueven junto con los participantes de estos eventos. Porque siempre es ganancia, además una excelente oportunidad para conectar con gente saludable, con pensamientos felices y altruistas.
Correr nos une como género, pero también nos acerca al sexo opuesto. Porque realmente no es una competencia sino un ejercicio de integración. Nadie critica a la otra si está gorda o flaca o si es fea o guapa, o se fija en la marca de la ropa, o que sí el hombre es macho y la mujer hembra. Lo que sucede en esos escenarios son las ganas de lograr una meta. Sin fronteras, porque las carreras se conectan unas con otras.
En París, Nueva York, Oslo, Caracas, Sao Paulo y en todos los países del mundo una ruta bien intencionada, con las mujeres enarbolando momentos cargados de endorfinas y salud. Lo mismo un espectáculo para los espectadores que con vítores se colocan a los lados de la calle por donde pasan las gacelas. Enseñando a todos que cuando una mujer se traza una meta, y pasa por la vía, no hay quien la detenga.
3K, 5K 21K, donde quieras puedes parar, sin remordimiento. La próxima será mejor en un impulso progresivo y constante. Nadie juzga, todos aplauden y ellas son intensamente felices.
Mis mejores deseos mujeres corredoras, gracias por su entusiasmo. Yo no corro, pero cuando las veo conociendo cada ciudad, acumulando millas con sus propios pies, me entusiasmo un poco cada vez. Quizás merece la pena probar de ser una pateadora a ser una trotamundos.
Gracias a Roxana, Romina y Yoelma por dejarme usar sus fotos en esta entrada! Fue difícil elegir cuál mejor que la otra.