“La vida tan corta, el arte tan largo de aprender, el intento tan duro, tan áspera la conquista, la tímida alegría, que siempre se desliza tan rápido. Todo esto considero yo al amor. De modo que mi sentimiento se asombra de sus efectos prodigiosos tan vivamente, en verdad, que cuando pienso en él no sé bien si estoy despierto o dormido” … Geoffrey Chaucer.
Escogí este fragmento de la obra El Parlamento de las Aves de Chaucer, porque de alguna manera recoge con palabras sencillas, la esencia de esa vorágine que puede ser el amor.
Llegó el día de San Valentín. Otra celebración sometida al escarnio público. Unos la consideran cursi, otros innecesaria, otros un abuso comercial, pero para otro grupo menos complicado una ocasión de festejo como si se tratara de un abrazo colectivo y por qué no, un empujón para expresar sentimientos. Y es que algunos necesitan excusas sociales para demostrar afectos. Aunque sea bromeando, el santo ayuda en el juego del amor.
Como el día del niño, el día del padre, de las madres. -Por primera vez me fijo en que las mujeres somos selectivas hasta en el artículo que llevamos delante, así el día de la mujer es individual, pero el día de las madres es plural…
¿Será porque al ser madres, la individualidad tambalea y nos volvemos una para todas y todas para una? – me desvié… San Valentín, sigamos.
Independientemente de cómo sea tu concepción del 14 de febrero, este es un hecho, habrá corazones y tarjetas decorando todas las redes sociales, restaurantes, hoteles y páginas de turismo, incluyendo mi blog.
Para mí, la mejor manera de pasar el día rodeada del verdadero amor que perdura, es irme a la naturaleza y en esa onda dejarme consentir por la creación. Un paseo por la fuente de vida silvestre más cercana a tu domicilio puede multiplicar tus ganas y disposición de amar y dejarte amar de manera exponencial.
Para este día del amor y la amistad te envío mi carta de San Valentín como una invitación a que hagas amistad contigo también. Qué tal un paseo por la costa, si en tu ciudad está el mar. Respirar el aire enamorado de un buen recuerdo o de un sueño, de un plan que aún no concretas. Escucha tu canción favorita a todo volumen, comete el chocolate que te da remordimiento, y disfruta de la libertad de haberlo hecho. «Pierde» unos minutos para hacer nada. Tú sabrás cómo consentirte.
Correr por el sendero de la montaña alta de esta vida, con pensamientos altruistas y hermosos. Tomar un café y una empanada (aquí estoy soñando porque si quiero una empanada debo hacérmela yo porque aquí no venden).
Te invito a que contemplemos con detalle nuestro alrededor, tiene que ser hermoso. Así sea un cuarto sin gracia visible, mira otra vez con los ojos de la imaginación y descubrirás que hay una araña mínima tejiendo sobre tu cabeza. Que es una calle con basura? Cuántos artistas modernos no usan los desechos para crear! De nuevo, la imaginación! Arte hasta en una mosca. Hay una historia detrás de todo aquello que el tiempo pisó y tú estás ahí como testigo, creando.
Pongamos el teléfono a un lado por un rato, que, si se cae el mundo, ya habrá fuerzas para levantarlo. Así piensan los enamorados cuando en el furor de un encuentro no pueden dejar de besar ¿cierto?
Visita un museo, quizás andando por una calle transitada donde la arquitectura, sepultada por las esquelas del noticiero, despierta de su muerte súbita y te sorprende. Contempla los balcones, y mientras tus pupilas se dilatan viendo el cielo, dejas al sol colarse entre el vaivén de la vida. Come un pedazo del mundo mirando francamente tu hermoso reflejo en un cristal que reviente en una sonora carcajada. Baila la tonada de la luna, bebe una copa de rocío.

Ciertamente, para estar enamorados y para ser amigo tenemos todos los días. Aunque más de una vez el calendario nos demuestra que fallamos, que nos volvemos una suerte de hombre con moto sierra cual si fuera una película de horror , arremetiendo contra todos, rompiendo corazones, en especial el que llevamos en el pecho.
Otros tantos días llegamos casi, a ser Jack Dawson y Rose de Titanic. Tarzan y Jane o Bonny y Clyde, tú según tu personaje. Genoveva de Bravante, o hasta La Sirenita (no la de Disney sino la original de H.C. Andersen), o Juana de Arco, da igual. En serio, hacer conciencia del amor que podemos y somos capaces de generar al menos una vez al año, reflexionar sobre esto y aceptar todas las veces que hemos sido amados también, puede que valga la pena, apartando la charada alegórica.
Creo que el amor y la amistad son un destino y tú eliges el camino.
