Manaus do Brasil de Arriba-Abajo

4 partidos jugados y gozados con todo!
4 partidos jugados y gozados con todo!

Crecí en un pueblo pequeño del centro de Venezuela llamado Calabozo, en los años 80´s. Los deportes típicos de la región eran el coleo, un deporte bestial propio de los llanos venezolanos y colombianos, las peleas de gallo, también comúnes en latinoámerica y Asia, y las bolas criollas y tal vez, en el colegio el volley ball.

A pesar de estas “criolleses”, recibí la influencia de una familia italo-argentina y de otra Uruguaya donde el fútbol y el boliche eran la aficción mayor. Por eso aprendí a apoyar a Italia y a Uruguay y de último a España en lo que se refiere al balón pié.

En Venezuela, en esa época, el beísbol en Caracas, Valencia y La Guaira preponderaban, pero yo no sabía nada de eso entonces.

En las tardes, los fines de semana íbamos al Club Italiano o a la Casa de España y en las pantallas pequeñas de los televisores de esos de antes, culones, se apreciaban los partidos en Europa, gracias a las anténas parabólicas. Luego veía en vivo y directo a los hijos de esos euro-descendientes jugar de manera aficionada, que ya adulta, disfruto en el Amazonas Estadio de Manaus, En vivo y directo La Copa del Mundo.

Venezuela se cae a pedazos y sin embargo, El Mundial de fútbol es un paréntesis, justificado o no a tanto sufrimiento. Es una evocación de gloria cada cuatro años que no sólo Venezuela disfruta sino otros países del so llamado 3er mundo. Un aire de poder, de un sí se puede internacional. Más allá de los millones de dólares que emprender un evento de tal magnitud representa.

Manaus, una ciudad casi fronteriza con el Amazonas venezolano y colombiano es una ciudad como a mi me gustan, con personalidad. Ni doblegada a las niñerías de los turistas ni golosa de los dólares que traemos. Simplemente una ciudad que sigue su marcha con o sin mundial, sin sonrisas congeladas lame botas, ni tampoco amarguras racistas o desdeños en contra de ningún pueblo.

Los turistas somos sólo otros humanos que debemos adaptarnos “cariñosamente” a las reglas que la marcha del calor y el vaporón amazónico propone. Camas limpias, baños limpios, transporte limpio, comida local riquísima y nada más. Una disposición a resolver problemas, sin mentiras, sin promesas, como diríamos en Venezuela, “esto es lo que hay” y así, lo que hay, sencillamente gusta. Nadie trata de obtener de manera fácil lo que no se ha ganado y aún más se pide lo justo por lo que se ofrece. La naturaleza, hace el resto.

La fama de los brasileros de rumberos tal vez se la han ganado los cariocas, pero en Manaus, la rumba la pone uno, los locales están abiertos hasta que el cuerpo aguante, pero no necesariamente están amenizados con un carnaval vendido mediáticamente. Las Caipirinhas y cervezas están a la orden del día pero a las diez de la noche, todo parece en calma, otra vez, no ofrecen a los turistas un panfleto, sino una realidad, los locales viven una vida normal. Si alguien está buscando carnaval hasta el amanecer que se vayan a Rio de Janeiro.

Ni siquiera porque haya una Copa Mundial que nadie pidió, pero que a la hora de cumplir, están más que listos para recibirla. Me recuerda a esas familias de recursos humildes que ofrecen sus mejores galas para recibir a un amigo con amor y está de parte del invitado abrir su corazón y entender que lo que se le ofrece es lo más bonito que se tiene y disfrutar de esa manera.

He oído quejas de que si no hablan Inglés, es que acaso tienen que hablar la lengua extranjera, por que uno no se preparó y aprendió lo básico del portugués? No tengo nada por qué quejarme de esta ciudad, más bién agrdecerle la experiencia cultural, el sí se puede!

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